miércoles, 9 de junio de 2010

David Icke: La guerra que viene

Los Illuminati de Baviera fueron fundados en 1773 por Adan Weishaupt, sacerdote jesuita. Su mecenas más importante era M. A. Rothschild, antepasado de la famosa familia de banqueros que gobiernan el mundo económicamente hoy día. En poco tiempo reclutó para su sociedad secreta a las mejores cabezas de las finanzas, la industria, la educación y la literatura. La Gran Duquesa María Ana de Baviera fue advertida de que los Illuminati pretendían organizar una conspiración con el fin de extinguir el cristianismo y las monarquías europeas, especialmente la francesa encabezada por Luis XVI y su hija María Antonieta. Los dirigentes de la orden se pusieron a salvo, refugiándose en la actividad de las logias masónicas europeas y americanas. Giuseppe Mazzini asumió el liderazgo de la logia de los Illuminati en 1834. Mantuvo amistad con Albert Pike, satanista, masón, fundador del Ku Klux Klan y jefe de operaciones de los Illuminati en EE UU. Éste describió con gran precisión –en una carta enviada a Manzini (su homólogo en Italia) – las estrategias para implantar el NOM a través de la planificación de tres guerras mundiales.

“La Primera Guerra Mundial permitiría a los Illuminati eliminar el poder de los zares en Rusia dejando el país en manos de los comunistas. Las diferencias instigadas por los agentes de los Illuminati entre los imperios británico y germánico servirían para fomentar esa guerra. Al final de la cual el comunismo quedaría establecido y utilizado para destruir otros gobiernos y debilitar las religiones.”

“La Segunda Guerra tendría a los fascistas a un lado de la línea y a los sionistas en la otra. Para acabar con el fascismo y fortalecer el sionismo político con vistas a la creación del Estado de Israel en Palestina había que ahondar en la sima que separaba a ambos. Durante la Segunda Guerra Mundial, el comunismo internacional tenía que ser lo suficientemente fuerte como para equilibrar el poder del cristianismo, que quedaría controlado y restringido hasta utilizarlo posteriormente para el cataclismo final.”

“La Tercera Guerra Mundial debería fomentarse sobre la base de las diferencias ahondadas, una vez más, por los agentes de los Illuminati entre sionistas políticos y líderes del mundo islámico. La guerra debe conducirse de tal manera que el Islam y los sionistas (Estado de Israel) se destruyan mutuamente. Sobre este asunto, se verán obligados a luchar hasta llegar al agotamiento físico, moral y económico. La idea es dejar que los nihilistas y los ateos provoquen un cataclismo social dramático que enseñe a las naciones la consecuencia del ateísmo absoluto, origen del salvajismo y el desorden sangriento. Después, en todas partes, los ciudadanos se verán obligados a defenderse contra una minoría global de revolucionarios y exterminarán a estos destructores de la civilización y, desilusionados del cristianismo, recibirán la luz verdadera a través de la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer. Esta manifestación será el resultado del movimiento reaccionario general que seguiría a la destrucción mutua tanto del ateísmo como del cristianismo.”

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